Sudáfrica, Mayo de 2015

En las afueras de Johannesburgo, Sudáfrica, hay un orfanato privado que no recibe ayuda del gobierno, por lo que depende exclusivamente de donativos. El centro da acogida a madres que han sufrido abusos, a sus niños, y también a bebes y a otros niños, ya sea porque se han quedado huérfanos o porque vienen de hogares con violencia doméstica. Las madres que han sido admitidas en el centro también ayudan a cuidar a los otros niños. El centro siempre necesita de alimentos básicos, ropa y juguetes educativos, así como de otros artículos básicos para los bebés y niños pequeños. En una de las tiendas locales compramos pañales, leche de fórmula (leche maternizada), toallitas y vaselina para los bebés. Para los mayores compramos dulces, bocadillos y jugos de fruta.

Cuando llegamos al centro los niños nos estaban esperando. Nos rodearon como un enjambre, cada uno queriéndonos contar su historia al mismo tiempo. Después, con gran entusiasmo, nos ayudaron a descargar los vehículos.

Tuvimos la oportunidad de estar un rato con ellos en un ambiente relajado. Una de las niñas mayores asumió la tarea del cuidado de los otros niños, y estuvo bien ocupada limpiando sus caras con toallitas limpias. Fue asombroso ver lo bien organizados y disciplinados que eran.

Después de un rato escuchamos un griterío con carcajadas esporádicas detrás de uno de nuestros vehículos. Cuando nos acercamos vimos cómo los niños veían sus caras reflejadas en las piezas cromadas de la parte trasera del coche. Fue muy edificante ver cómo, algo tan intrascendente para nosotros, era causa de tanta alegría para ellos.

Más tarde, cada uno recibió un dulce, unos bocadillos y un jugo.

Tanto los niños como la administración del centro estuvieron muy agradecidos, y nosotros pasamos un maravilloso tiempo interactuando con ellos. Fue una tarde bien empleada y descubrimos nuevas oportunidades para ayudar en el futuro. Teniendo esto presente, deseamos volver pronto.